JOSÉ LUIS TAMAYO (1858-1947)
 "Este sagrado
emblema ha ceñido durante cuatro años mi pecho en el que ha palpitado un corazón
henchido de patriotismo que no ha conturbado la soberbia ni han exacerbado los
rencores... “(Discurso de Entrega del Mando). PRESIDENCIA DE JOSÉ LUIS TAMAYO
Período Presidencial: 1 de septiembre de 1920 a 31 de agosto de 1924. Primera
Dama: Ester Concha Torres. Vicepresidente: No había esta función. J. L. Tamayo
PREJUICIO
El presidente José Luis Tamayo había llamado a su despacho a
un grupo de productores que extorsionaban al pueblo vendiendo a precios
escandalosos el arroz y el azúcar. El grupo se negó a bajar los precios
aduciendo el alza de los fletes del transporte naviero, la vigencia de listas
negras y los efectos inflacionarios de la Ley Moratoria. "Pero, señores,
no ganen tanto ", les dijo el presidente. Esta anécdota que otros historiadores
cuentan como dirigida a los banqueros revela la crisis económica del Ecuador a
comienzos de la década de 1920 y la fortaleza y rectitud de carácter de José
Luis Tamayo. Los historiadores han juzgado a este presidente a la luz de dos
hechos sangrientos ocurridos en su mandato: la represión al saqueo de Guayaquil
el 15 de noviembre de 1922 y la represión a los indios sublevados en la
hacienda de Leite, provincia del Tungurahua, el 13 de noviembre de 1923.
CORONEL: NO, GRACIAS José Luis Tamayo Terán nació en el balneario de Chanduy,
provincia del Guayas, el 26 de julio de 1858. Fue el segundo hijo del coronel
Manuel Tamayo, oriundo de Píllaro, Tungurahua, y de Delfina Terán Martínez,
guayaquileña. Al año de nacido, quedó huérfano de padre y madre. La abuela materna
se hizo cargo de Dolores, de tres años de edad, y del infante José Luis. Con
ella aprendió las primeras letras. Muchacho aún, Tamayo salvó a su padrino de
bautismo, el obispo de Portoviejo Luis Tola Avilés, de morir ahogado en el mar
embravecido de Chanduy. En gratitud, el padrino lo educó en el Colegio San
Vicente, Guayaquil, donde cursó la secundaria. Y a los 18 años de edad, Tamayo
empezó a enseñar latín en ese colegio. Se graduó de abogado en 1883. Reportero,
editor y director trabajó en La Nación (1879), Los Andes (1886), Diario de
Avisos (1887), La Opinión Pública (1888), Revista Literaria y La Reforma
(1889). Desde ellos defendió la causa liberal, condenó el fusilamiento de
Vargas Torres y promovió la candidatura de diputados y senadores. En 1895
integró la comisión que investigó el caso de "La Venta de la Bandera"
y ocupó la jefatura Civil y Militar de Manabí al comienzo de la Revolución
Liberal de 1895. Peleó como soldado en la batalla de Gatazo, que consolidó a
Eloy Alfaro, y obtuvo el grado de cabo primero. Terminada la campaña, Alfaro lo
nombró coronel, pero Tamayo declinó el ofrecimiento por considerarlo
desproporcionado. Trabajó en la jefatura Suprema de Alfaro como ministro de lo
Interior y renunció al poco tiempo por desacuerdos con el general y por
defender el derecho a la libertad de prensa. Perdió sus bienes en el Incendio
Grande de Guayaquil en 1896. Fue elegido diputado por Esmeraldas en 1898. Al
año siguiente y también en 1901 presidió el Senado.
CRÍTICO DE ALFARO
Durante la segunda presidencia de Alfaro, el domicilio de
Tamayo fue allanado. "Que ponga el general Alfaro la mano sobre su pecho y
que declare sinceramente si tiene el derecho de llamarse jefe del Partido
Liberal el hombre en cuyo Gobierno los ciudadanos no gozan de ninguna garantía,
de ninguno de los derechos que proclama y sostiene esa noble agrupación
política ", dijo Tamayo al tiempo de exiliarse del Ecuador. En 1916
trabajó por la candidatura de Alfredo Baquerizo Moreno y en 1920 fue elegido
presidente. En 1924 poco antes de terminar el mandato, perdió a su esposa. No
volvió a la vida pública y se dedicó durante 23 años hasta su muerte al
ejercicio de la profesión de abogado. Tenía fama de íntegro e incorrupto, de
generoso con los pobres, de hombre de gran fortaleza. "Vivo muy honroso
con mi pobreza ", escribió en un telegrama de agradecimiento al declinar
una pensión vitalicia que le había concedido el Congreso. Trabajó para
subsistir hasta que fue fulminado por un derrame cerebral 21 días antes de su
fallecimiento. Murió en Guayaquil a los 89 años de edad el 7 de julio de 1947.
Dejó a su familia un legado de cinco mil sucres por un trabajo profesional que
no había cobrado todavía. El periodista José Abel Castillo publicó en El
Telégrafo, de Guayaquil, una protesta por la matanza del 17 de noviembre de
1922. Tamayo ordenó su captura y prisión en el Panóptico. Abel Romeo Castillo,
hijo de ese periodista, escribió con motivo del fallecimiento de Tamayo:
"Hombre honrado a carta cabal y de íntegros principios bajó de la presidencia
más pobre que nunca y tuvo que volver a trabajar en su profesión. Siempre
mereció el respeto de todos sus conciudadanos mientras él se paseaba a pie e
iba y venía caminando desde el barrio del Salado hasta su estudio situado en
las calles Nueve de Octubre y Pichincha". Ironías del destino. A este
hombre tan alabado le cupo enfrentar la crisis económica y, en ella, el
levantamiento popular y obrero de noviembre de 1922 y convertirse así, para la
Literatura y la Historia ecuatorianas, en la personificación del represor al
servicio de la oligarquía bancaria y agroexportadora. NOVIEMBRE 1922
La caída de la producción y de los precios del cacao produjo
malestar económico. En 1922 el sucre se devaluó de 2,25 el dólar a 4,27. El
costo de la canasta familiar en Quito había subido de 193 sucres en 1920 a 215
en 1922. La carestía de la vida llevó a protestas populares especialmente en
Guayaquil, donde los artesanos venían organizándose desde 1896. En la década de
1920 estaba activa la Sociedad de Socorros Mutuos, cuya semilla se había echado
en 1879. La Confederación de Obreros del Guayas, fundada en 1905, había logrado
para 1920 la adhesión de 14 sociedades obreras. En octubre de 1922 los
trabajadores de la Guayaquil and Quito Railway y un grupo de agitadores anarquistas
se declararon en huelga. En noviembre la gran asamblea de trabajadores de Luz y
Fuerza Eléctrica y Carros Urbanos presentó un pliego de peticiones. La
Asociación Gremial del Astillero (artesanos y pequeños comerciantes de ese
barrio) los apoyó. La Sociedad de Tipógrafos se declaró también en huelga
general. Guayaquil se quedó sin luz ni mercados durante una semana y el 14 de
noviembre la ciudad pasó al control de las fuerzas populares, cuyos directivos
faltos de experiencia no pudieron contenerlas. En la agitación popular había
intervenido también la fracción de la oligarquía antigobiernista vinculada a la
actividad bancaria y enemiga del Banco Agrícola y Comercial. Enrique Baquerizo
Moreno, Carlos Puig, José Vicente Trujillo, entre otros, manipularon la
insurrección al incluir en los postulados de ésta la intervención del Gobierno
en la venta de documentos financieros del exterior (incautación de giros) y en
la baja del dólar. El 15 de noviembre la Policía y el Ejército reprimieron
brutalmente una manifestación popular. El cálculo del número de muertos varía.
Según el diario El Telégrafo del 17 de noviembre, hubo nueve muertos y 76
heridos; según el anarquista Alejo Capelo, que da los nombres, fueron 13 las
mujeres y 76 los hombres muertos, y 161 los heridos; luego Capelo subió la
cifra a 900 víctimas; después se ha hablado, ligeramente, de millares.
Veinticuatro años más tarde, Joaquín Gallegos Lara novelaría la matanza de
noviembre en Las cruces sobre el agua. Un zambo cargador dice a Alfonso Cortés,
uno de los protagonistas de la novela: "Como eran bastantísimos (los
muertos), a muchos los tiraron a la ría por aquí, abriéndoles la barriga con
bayoneta, a que no rebalsaran”. En una carta del 3 de diciembre de 1922 a
Adelaida Velasco Galdós, dice el presidente Tamayo: "Los políticos
preteridos comenzaron desde la iniciación de mi Gobierno una ruda campaña de
oposición sistemática contra la Administración, culpando a mi Gobierno de la
situación económica y de ineptitud para resolver problemas que ningún país del
mundo puede resolver mientras no desaparezcan las causas del desquiciamiento
político, social y económico. Toda la prensa apoyó injusta y temerariamente
esta campaña... De esta labor antisocial de la prensa se aprovecharon los
propagandistas del bolchevismo... Baquerizo (Enrique) creyó oportuna para sus
planes la situación anómala que se presentaba. Mandó agentes a todas partes
para provocar un levantamiento general de obreros haciéndoles creer que la
incautación mejoraría la situación de ellos... (... ) ... (Entonces) él se pre-
sentaría en el momento oportuno como caudillo y salvador de la clase obrera”.
Para los historiógrafos de la Izquierda, el proletariado del
Ecuador tuvo aquí su bautismo de sangre y gracias a él superó las desviaciones
de una conducción anarquista. Para Jaime Durán Barba, historiador de los
movimientos obreros artesanales, es discutible que "el proletariado"
haya sido el que con un alto nivel de conciencia hubiera llevado adelante las
movilizaciones de noviembre. Más bien fue grande, dice, la importancia de los
sectores artesanales en estos hechos, (además de que) los sectores asalariados
que en ellos participaron no tenían todavía una conciencia
"proletaria". En todo caso, el 15 de noviembre de 1922 se habría de
convertir en bandera de lucha y punto de referencia del sindicalismo marxista
ecuatoriano.
LA CRISIS FISCAL
Según el informe del ministro de Hacienda de 1921, "la
decisión parlamentaria de subordinar la responsabilidad fiscal a la
conveniencia política era la causa de la crisis financiera del Ecuador".
Esto se manifestaba en la progresiva descentralización del sistema fiscal para
atender intereses localistas y regionalistas. Tamayo contrató a John Hord,
asistente financiero norteamericano, para que colaborara en la reforma del
sistema fiscal. El presidente pudo presentar al Congreso un presupuesto
unificado para el año fiscal de 1924 Pese a la crisis y contribuyendo al
descalabro fiscal, Ecuador se modernizaba: se inauguró la radiocomunicación
entre Guayaquil y Quito y el servicio inalámbrico con estaciones en Esmeraldas,
Machala y La Puná; se saneó a Guayaquil y se la canalizó, pavimentó y dotó de
agua potable y de un Hospital General, y se hizo el primer censo de población
de la ciudad; se asfaltaron las calles de Quito, se instaló en ella el bombeo
de agua y la canalización, se la embelleció con monumentos y fuentes como la de
"La Insidia", trabajada por el artista Antonio Salas, y se construyó
la Avenida 24 de Mayo en la antigua quebrada de Jerusalén. Con estas obras se
conmemoraron los cien años de la Batalla de Pichincha. Se saneó a Ibarra y se
instalaron faros a lo largo de la Costa.
Llegaron profesores alemanes para mejorar el sistema
educativo, se editó el mapa físico-escolar del Ecuador elaborado por Luis
Tufiño, se inauguró en Quito el colegio Veinticuatro de Mayo, y se construyeron
los edificios de los colegios Maldonado de Riobamba y Bolívar de Ambato, se
inauguró la Biblioteca Nacional en Quito y se abrieron bibliotecas en Ambato,
Azogues, Guano, Yaguachi y Salitre. Se dio autonomía a la Junta de Beneficencia
de Guayaquil. Se trajo a una Misión Militar Italiana para asesorar a las
Fuerzas Armadas, se abrieron la Academia de Guerra y la Escuela de Policía. El
avión "El Telégrafo" pilotado por el italiano Elia Liut cruzó por
primera vez los Andes ecuatorianos el 4 de noviembre de 1920; se fundó la
primera Escuela de Aviación en Guayas y la Fuerza Aérea Ecuatoriana.
Los bancos se multiplicaron: La Previsora, el Nacional de
Crédito y el de Descuento en Guayaquil, el del Tungurahua y la Sociedad
Bancaria del Chimborazo, mientras la deuda interna del Estado principalmente
con los bancos Comercial y Agrícola y del Ecuador, de Guayaquil y con el
Pichincha, de Quito, había llegado ya en 1920 a los 15 millones y medio de
sucres. Al día siguiente de la matanza del 15 de noviembre de 1922, el gobierno
de Tamayo decretó la incautación de giros en un ilusorio intento por frenar la
subida del dólar. Los periódicos también se multiplicaron: El Universo en 1921,
El Mercurio en 1922 y La Prensa en 1923. Luis Napoleón Dillon estableció en
1922, en Quito, la fábrica textil "La Internacional", y en esa misma
ciudad abrió sus puertas el primer templo Evangélico del Ecuador. Tamayo
emprendió un ambicioso plan de obras públicas y caminos, buena parte del cual
no se ejecutó por falta de financiamiento, y se empeñó en reanudar los pagos de
la deuda externa para poder acceder al crédito extranjero. Pero había hambre y
desempleo en la masa popular. En 1921, los indios se levantaron en Guano,
Cubijíes y Paquicahuán para protestar contra las leyes de impuestos
territoriales y en 1923 los indios se sublevaron en la hacienda de Leito,
Tungurahua, donde la Fuerza Pública los reprimió con ferocidad. En 1922,
apareció el libro El indio ecuatoriano, de Pío Jaramillo Alvarado, futuro
ministro de Gobierno del régimen de Córdova, ensayo capital en la literatura
indigenista latinoamericana. En el asunto territorial con Perú, Ecuador se
ponía bajo la tutela de los Estados Unidos que empezaron a constituirse en el
Gran Componedor. Por el protocolo Ponce-Castro Oyanguren del 21 de junio de
1924, los gobiernos peruanos y ecuatoriano enviaron delegados a Washington para
tratar amistosamente el problema de los límites.
Todo esto anunciaba el fin de una época. El Partido Liberal,
sacudido por la masacre del 15 de noviembre, celebró una asamblea para
remozarse, se abrió a avanzadas tesis socialistas que nunca puso en práctica, y
renovó su fe en el laicismo. Era 1923. Dos años más tarde, también se habría de
renovar el Partido Conservador y en 1926 nacería el Partido Socialista. Nada
extraño entonces que la Plutocracia escogiera para la presidencia al liberal
Gonzalo Córdova, más afín con la nueva dirección del liberalismo. Sus
contrincantes, el conservador Jacinto Jijón y Caamaño, ideólogo de la
renovación del partido, y el hacendado socializante coronel Juan Manuel Lasso,
que gozaba de gran popularidad, terciaron en la lid sin probabilidad ninguna de
triunfar, pues las elecciones fueron fraudulentas como lo habían sido en todo
el período de los gobiernos liberales.
Inicio
Inicio
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario