Biografía
José Luis Tamayo nació en Chanduy, Cantón Santa Elena,
provincia del Guayas, el 29 de Julio de 1858. Hijo legítimo de Manuel Tamayo
Roca, comerciante ambateño quien pasó a Chanduy a mediados del siglo y se
dedicó al cultivo de la orchilla, exportándola en sus barcos hacia el norte del
Perú donde tenía muy buenos precios y era usada como tinte o colorante. En uno
de esos viajes falleció de fiebre amarilla y su esposa Josefa Terán Martínez,
al conocer por carta la mala noticia, gritó ¡Dios mío! sufrió un fulminante
infarto y cayó muerta, dejando en la orfandad a sus hijos Dolores de cinco y
José Luis de tres y dos años de edad, que fueron recogidos por su abuela
materna, Jacinta Martínez profesora en Chanduy, quien les dio las primeras
letras.
Acababa de cumplir su primer año de edad cuando quedó
huérfano de padre y madre, por lo que sus primeras enseñanzas las recibió de su
abuela materna, que era profesora en Chanduy.
Ya había cumplido los once años cuando -en 1869- monseñor
Luis de Tola y Avilés -que era su padrino de bautizo- lo trajo a Guayaquil
donde dictaba cátedras y ejercía las funciones de obispo auxiliar; fue así que,
gracias al célebre obispo, pudo continuar sus estudios hasta obtener en 1878,
con magníficas calificaciones, el grado de Bachiller. Ingresó luego a la
Facultad de Jurisprudencia, donde en 1887 obtuvo el título de Abogado.
Ocupó varios cargos públicos como Secretario de la Cámara de
Comercio, diputado de Esmeraldas y presidente del Senado por el Partido Liberal
Radical Ecuatoriano.
Triunfó de manera arrolladora en las elecciones
presidenciales de 1920 y Tamayo tomó posesión del cargo el 1 de septiembre de
1920. Durante su presidencia impulsó la economía haciendo frente a la crisis
del cacao, desarrolló obras de infraestructura y suministró energía eléctrica a
las ciudades, promovió la política "Nacional" para el acercamiento a
las ideas del partido conservador, desarrolló la aviación nacional y fundó la
Fuerza Aérea Ecuatoriana. Poco antes de finalizar su gobierno falleció su
esposa.
A su retiro de la presidencia rechazó cualquier sueldo o
pensión. En 1940 se le designó presidente del concejo cantonal de Guayaquil sin
sueldo y en 1942 fue nombrado "el mejor ciudadano de Guayaquil".
Falleció en Guayaquil en 1947.
En 1.869 salvó la vida de su padrino de bautizo Luis de Tola
y Avilés, que se ahogaba en las aguas embravecidas de Chanduy, en gratitud éste
lo pidió para tenerlo en su casa de Guayaquil y matricularlo en el Colegio San
Vicente del Guayas, donde dictaba sus cátedras y tenía fama de adusto y serio;
pues antes de meterse a cura, había sido marino y guardaba la rígida disciplina
militar en todos sus actos, de suerte que “templó al alma de su ahijado en los
proyectos de una elevada moral y orientó su mentalidad por las sendas del saber
y la cultura”. En 1.878 el joven se graduó de Bachiller con espléndidas
calificaciones. Era de conducta arreglada y fino talento, vivía con otros
estudiantes protegidos del ya Obispo Tola en los bajos de su casa de Víctor
Manuel Rendón y P. Icaza.
En 1.879 empezó a enseñar latín en ese colegio, colaboró en
la sección literaria del Diario “La Nación” y comenzó estudios de
Jurisprudencia. De esta época son numerosas publicaciones de índole literaria
aparecidas en diferentes periódicos y revistas de Guayaquil, especialmente en
el semanario “El Cometa” el 83, donde también colaboraban Cesáreo Carrera,
Nereo Cabezas, Simón Ceballos, Heráclito Vera, Carlos Carbo Viteri y Delfín B.
Treviño.
El 1°. de Octubre de 1.886 y con Manuel Tama Vivero, arrendó
la imprenta de Calvo y Cia. Y asumió la dirección del gran trisemanario “Los
Andes”, le dio más color local aumentando su información y en cuyas columnas
escribió con altivez, patriotismo y justicia, protestó por el fusilamiento de
Vargas Torres y por ello fue sindicado de conspirador y en Mayo del 87
notificado con una orden de confinio a la capital de la República.
Ese mismo año se incorporó de abogado y regresó a Guayaquil,
volviendo al periodismo desde las columnas del “Diario de Avisos”, también tuvo
a cargo una cátedra de literatura en el San Vicente del Guayas y con Manuel
Tama Vivero fundó “La Revista Literaria” de corta duración, de aparición
semanal y que se imprimía en los talleres de La Nación.
En 1.887 murió el Obispo Tola, no sin declarar: “si hubiera
tenido un hijo, no habría sido tan bueno y cariñoso conmigo, como mi ahijado
José Luis”.
Desde Septiembre de 1.888 colaboró en el diario vespertino
“La Opinión Pública” que se editaba en la imprenta Bolívar. Entonces fue electo
vocal fundador de las “Sociedad Liberal Republicana” que presidía el Dr. Juan
Emilio Roca Andrade con la finalidad de publicar un periódico que se tituló “La
Reforma” y presentar candidatos para las Cámaras del Senado y Diputados.
En 1.890 fue designado Síndico del Concejo Cantonal de
Guayaquil, en 1.892 de la Sociedad Filantrópica del Guayas y con sus compañeros
de labores en el “Diarios de Avisos”, José de Lapierre y Luis Felipe Carbo,
formó una sociedad para editar una obra relacionada con la Exposición Universal
de Chicago, viajando a los Estados Unidos y recogiendo numeroso material
informativo y gráfico. A su regreso escribió la parte expositiva y la
descripción política de “El Ecuador en Chicago” y el resto corrió de la pluma
de José Antonio Campos. Dicha obra es un clásico de la literatura nacional y
constituyó un éxito sin precedentes por la bondad de su lectura, profusión de
gráficas y retratos y elegantes impresión.
En 1.895 formó parte del Comité investigador del bullado
asunto de la venta de la bandera. El 18 de abril fue apresado por orden del
Gobernador Gabriel Luque González, por ser redactor de El Grito del Pueblo y
hubiera salido al destierro, pero el gobierno dio pie atrás y dispuso la
libertad de los detenidos políticos.
Para la revolución liberal del 5 de Junio de 1.895 fue
enviado a asumir la Jefatura Civil y Militar de Manabí. De regreso a Guayaquil
pasó a ocupar la secretaría de la Gobernación, al arribo de Alfaro estuvo entre
los oradores que hablaron en la gobernación y ocupó la subsecretaría del
Ministerio del Interior de la dictadura, viajó a la Sierra con el Ejército,
asistió a la batalla de Gatazo y después se hizo notar en Riobamba, al lado de
Alfaro”.
“Entonces ocurrió el alejamiento de Carbo del Ministerio del
Interior y fue designado en su reemplazo, entrando en Quito como vencedor.
Terminada la campaña, Alfaro le ofreció el grado de Coronel que rehusó aceptar
por considerarlo desproporcionado y renunció casi enseguida para regresar a
Guayaquil, donde perdió la totalidad de sus bienes en el Incendio Grande de
Octubre de 1.896.
En 1.897 fue electo Secretario de le Cámara de Comercio y
Síndico de la Sociedad Filantrópica del Guayas. Ese año contrajo matrimonio con
Esther Concha Torres, a quien había conocido en casa de Darío Egas Sánchez
durante un bautizo. Fue un matrimonio modelo que tuvo seis hijos.
En 1.898 fue diputado por Esmeraldas, asistió al Congreso
extraordinario y salió electo Presidente del Senado, repitiéndose dicho honor
al año siguiente.
Durante la campaña presidencial de 1.901 apoyó como el resto
de liberales la candidatura oficial del General Leonidas Plaza, quien le
ofreció la cartera del Interior pero “rehusó marchar a la capital por el poco
sueldo”. Meses después la provincia de Esmeraldas volvió a elegirlo Senador. En
1.902 fue Presidente de esa Cámara, ocurrió su alejamiento definitivo del
alfarismo y pasó a la oposición.
En 1.905 apoyó la candidatura oficialistas de Lizardo García
que triunfó ampliamente en las elecciones y Tamayo volvió a ser electo
Presidente de la Cámara del Senado; mas, al producirse la revolución de Enero
de 1.906 y el triunfo de Alfaro en los campos de Chasqui, se reintegró a sus
actividades privadas y no volvió a participar en política sino hasta 1.907, en
que, con motivo de la asonada contra Alfaro en la Gobernación del Guayas, su
casa fue allanada y salió al Perú; de allí siguió a los Estados Unidos y
Francia hasta que varios amigos gestionaron y obtuvieron su regreso.
Para entonces era uno de los más respetables miembros del
foro guayaquileño, vivía con mucha holgura en una casa del malecón, con su
esposa, hijos y suegra, la famosa “Misia Delfina de Concha, madre de héroes”,
quien lo prefería de entre todos sus yernos porque era muy atento y la tenía en
su casa y en alguna ocasión le había traído de vuelta una lora escapada hacia
el vecindario.
En 1.912, cuando ocurrió el arrastre de Alfaro y sus
tenientes y la consecuente revolución de su cuñado Carlos Concha, mantúvose
neutral y por tal motivo creció su fama de verticalidad en el grupo liberal
placista. En 1.916 sonó su nombre para ocupar la presidencia de la República
pero se prefirió al Dr. Alfredo Baquerizo Moreno por el parentesco político que
tenía con Plaza, según se rumoró entonces; sin embargo, se le ofreció a Tamayo
designarlo sucesor de Baquerizo en 1.920.
Ese año fue miembro de la Junta Provincial del Partido
Liberal del Guayas y se lanzó su candidatura frente a la del Dr. Gonzalo S.
Córdova, que renunció con la promesa de ser elevado en 1.924, lo que
efectivamente sucedió. Tamayo ascendió al poder el 1°. De Septiembre de 1.920
con 126.945 votos derrotando al candidato conservador. “El pueblo esperaba
mucho de él por su nombre limpio y gran prestigio jurídico, porque tenía el más
alto bufete profesional”; pero en el ejercicio del cargo decidió contar con
elementos de todos los partidos y designó canciller al conservador Nicolás
Clemente Ponce.
En Guayaquil, en cambio, para neutralizar la influencia
política de Enrique Baquerizo Moreno, empezó a contar con los servicios del
joven abogado Carlos A. Arroyo del Río, a quien protegió.
A esta política de acercamiento al conservadorismo, se
llamaba “Nacional” y los miembros del Oficialismo dieron en alabarla,
formándose el “Partido Nacional” de entre las filas de liberalismo tradicional;
sin embargo, ya existía una generación de jóvenes idealistas que habían perdido
la fe en el liberalismo y que estaba en pugna con la llamada política nacional
del gobierno, que se agravó con la dura realidad económica que se vivía en
1.922 a causa de la caída de las exportaciones del cacao. En Noviembre ocurrió una
huelga general en Guayaquil que fue degenerando en enfrentamiento con el
ejército y en la mañana del 15 las calles estaban desiertas, los almacenes no
abrieron sus puertas y se cortaron las comunicaciones.
El pueblo salió al medio día y desde las tres de la tarde
fue dispersado a tiros por el Jefe de zona General Enrique Barriga,
produciéndose más de quinientos muertos, la mayor parte de los cuales fueron
arrojados al río. La oposición abrió todos sus frentes al gobierno, la prensa
no silenció el crimen, el partido liberal se levantó en multitudinaria Asamblea
y sus juventudes declararon la oposición al régimen siguiendo los nuevos
caminos del socialismo y de otras tendencia de la izquierda revolucionaria; sin
embargo, Tamayo no se doblegó, mostrándose inflexible en su política “Nacional”
hasta el final; aún más, felicitó al ejército el 16 de Noviembre en los
siguientes términos: “Estoy orgulloso de nuestro ejército y quisiera estar en
esa ciudad para abrazar estrechamente en nombre de la Patria a cada uno de esos
valientes y magnánimos camaradas”.
El 7 de Junio de 1.924 falleció la primera dama de la nación
a consecuencia de un cáncer al seno y poco después concluyó el periodo, Tamayo
entregó el mando al Dr. Córdova y se retiró “con las manos limpias y más pobre
que nunca, a su soledad de filósofo desengañado de la política y con el
juramento de no volver a aceptar ningún cargo público”; pues, era tan grande la
reacción del país por la matanza del 15 de noviembre que comprendía que ya no
podía actuar en política. Durante su mandato empezó el desarrollo de la
aviación nacional, se inauguró la pista de aterrizaje “Cóndor” en Durán, se
iniciaron las obras de saneamiento de Guayaquil, se construyó el edificio de la
gobernación del Guayas, se instaló el servició de faros en la costa y vinieron
al país la Misiones militares de Italia y pedagógica de Alemania, funcionando
la escuela Modelo.
Nuevamente en su estudio se negó sistemáticamente a aceptar
homenajes o pensiones, rechazando la que le asignó el Congreso con la siguiente
frase “Vivo muy honroso con mi pobreza”; sin embargo, en 1.940, desempeñó la
presidencia sin sueldo del Concejo Cantonal y en 1.942 fue declarado “Mejor
Ciudadano de Guayaquil”. Entonces vivía con su hijo José Luis y a raíz de la
revolución del 28 de mayo de 1.944 fue a acompañarle en prisión, permaneciendo
siete días en el cuartel hasta que se ordenó la libertad de su hijo y ambos se
reintegraron al hogar.
A principios de Junio de 1.947 aún se mostraba activo y
entusiasta. Diariamente concurría a su estudio y trabajaba hasta de noche, pero
una tarde, cuando estaba redactando el testamento de Lautaro Aspiazu Carbo, fue
atacado de un derrame cerebral que le imposibilitó continuarlo y volviéndose a
su hijo le gritó: “Mijo, estoy perdido”.
Llevado a su casa permaneció 21 días enfermos en cama y
aunque quería volver a su trabajo los médicos se lo impidieron, falleciendo el
7 de Julio a eso de las 2 y ¼ de la tarde. Su capilla ardiente se realizó al
día siguiente y su sepelio tuvo grande acompañamiento.
Valiente, musculado y deportista. En cada aniversario de la
Matanza del 15 de Noviembre paseaba por las calles y en una ocasión alguien
quiso faltarle al respeto, pero se defendió con su bastón sacando en fuga a su
agresor. Adusto en lo exterior, cariñoso y bondadoso en confianza, protegió a
los suyos y a numerosos compadres, amigos y relacionados, con plata y personas,
al punto que mensualmente distribuía numerosas ayudas. De cabellos canos, ojos
café, cejas arqueadas, nariz recta, labios finos y contextura gruesa; amó el
mar y cuando podía se escapaba a las playas, gozando sanamente de la
naturaleza.
Además tenía la curiosa costumbre de dar limosna los sábados
por la mañana a más de 50 pobres de la cuidad y era de ver las filas que se
formaban en los bajos de su estudio.
Inico
Inico
No hay comentarios:
Publicar un comentario